Si se analiza lo hecho por uno y otro en los últimos años, no hay color. Mientras España ha encontrado no sólo un estilo atractivo de juego, sino una forma combinativa que le da resultados y refuerza sus convicciones, Argentina ha dado tumbos y más tumbos.
El cambio de entrenador, rumores de desencuentros en la plantilla albiceleste, un juego muy lejos de su potencialidad y una fase de clasificación penosa, hacen del pasado reciente de la bicampeona del mundo una lista de razones para no creer en un futuro promisorio. Sin duda alguna, la figura de Diego Maradona, carismática y escandalosa a la vez, no ayuda demasiado y el primer impacto seductor de su trabajo ya ha sido enterrado por una falta de solvencia palpable en el juego del equipo.
Decíamos que por antecedentes no hay manera de establecer un argumento que equipare las posibilidades de ambos equipos, pero Argentina no es una selección más y una vez alcanzado el Mundial, la metamorfosis es total y se convierte ¿por arte de magia? en un candidato a estar en la pelea por el título. La fuerza interior del jugador argentino lo transforma en un rival durísimo para cualquiera y a nada que Maradona logre un mínimo orden y explote las jugadas de estrategia, la albicelste será candidata a todo. Con tan poco y así de fácil.
España no tiene demasiados problemas ya que cuenta con una forma de juego que deleita a quienes sostenemos que jugar bien, por lo general, ayuda a ganar los partidos. Lejos de la italiana, o de la misma concepción argentina actual, si consigues el suficiente volumen de juego como para explotar tus individualidades, se suele torcer al rival.
LAS DUDAS DE ESPAÑA
Con Casillas bajo palos, una garantía allí y un mar de dudas cuando sale a tomar aire, con el descubrimiento de Gerard Piqué como el nuevo mariscal de una defensa interesante y el tornado de cracks a partir de Xavi Hernández, Andrés Iniesta, Cesc Fábregas,David Silva, David Villa y Álvaro Negredo, en ausencia de El Niño, dan a la selección de Del Bosque un abanico de virtudes que, hoy por hoy, nadie más tiene. Generadores incansables de juego y dos rematadores arriba, hacen de La Roja un equipazo casi imbatible, pero...¿Cuál es la duda? Ganar un torneo es muy difícil, pero más complejo es defender el prestigio. Es verdad que España hace de la paciencia y del toque, un culto, y que ese ritmo lento antes de exoplotar en ataque, favorece que los nervios no afloren a la primera. Pero en la Copa de las Confederaciones no pudo vencer a Estados Unidos en un partido muy parecido al que le planteará Argentina, pero los rioplatenses serán mucho más peligrosos, fuertes y temibles.
La cuestión es saber si España no perderá los partidos que no puede ganar, y si tendrá el suficiente oficio como para ejecutar a sus rivales sin caer en el miedo al fracaso. Si lo consigue, será una clarísima favorita a sumar su primer estrella en eldesnudo pecho que adorna su camiseta.
¿Y LIONEL MESSI?
Después de la inmoral campaña de los medios argentinos contra la única esperanza del seleccionado, las aguas vuelven a calmarse. Las preguntas de por qué Lio no es el mismo en el Barcelona que en la Selección, no merece ni la más mínima respuesta y que se la queden los incapaces de distinguir una berbena del cuarteto de John Coltrane.
Dice Maradona que a Messi no hay que llenarlo de responsabilidades, que hay que mimarlo, que hay que ayudarlo, pero me pregunto por qué el entrenador se preocupa tanto por la única solución y no por los otros diez problemas. No entiendo cómo se va a liberar al futuro Balón de Oro, sino tiene un solo jugador capaz de generar juego.Comparemos: Mascherano y Cambiasso o Gago, contra Xavi, Iniesta, Cesc y Silva: 0-4, ¿no?
Pues si quieres que Messi deslumbre en un equipo que ataque, es necesario buscarle soluciones que le generen juego para que él defina, tal y como lo hace a las órdenes de Pep Guardiola. Pero como Maradona no lo tiene y confía en el catenaccio expuesto ante Uruguay, jugará con dos líneas de cuatro bien juntas y tratará de salir a la contra para que Messi e Higuaín arreglen el partido. También con esa fórmula pueden ser peligrosos si España no está lúcida, algo que le será muy complicado con el mediocampo argentino, especialista en morder y en cortar el juego como sea.
Será una buena medida para España, porque Argentina, a pesar de su presente, ya ha demostrado ser capaz de ganar en cualquier sitio. La Roja sigue siendo una aspirante a subirse al trono de los elegidos. Tiene con qué, pero le falta aún demostrarlo en una gran cita. Por el contrario, Argentina, esté como esté, siempre es candidata al título y a ganar cualquier partido, porque en el fútbol de selecciones la lógica del momento pesa mucho menos que la Historia, y en eso, Argentina es claramente superior al resto.
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